Una vez mas me encuentro caminando hacia el valle del Torre, esta vez el paisaje es atípico, por lo menos para este momento del año. Los arboles están blancos y los charcos congelados. El cielo esta en ese momento del día donde empieza a cambiar de colores pasteles azulados a intensos naranjas. Mi corazón, todavía un poco dolido por la perdida, esta emocionado. Mientras el cuerpo entra en calor aparece a lo lejos el cerro Solo, recuerdo el año pasado, cuando íbamos corriendo hacia el durante la noche con Lichi, lo recuerdo a el, se me pinta una sutil sonrisa y los ojos se llenan de lagrimas. Mientras vamos ganando ritmo dejo que mis emociones me hablen, las escucho. La incertidumbre me invade, los miedos aparecen, de a poco; la muerte, que tantas veces evito, se hace protagonista, no puede ser de otra manera, no hoy. 
Estamos yendo a una gran misión, una escalada al limite de mis capacidades, espero estar a la altura. Con Pedro y Tom siempre es fácil ir a escalar, su motivación, su nivel técnico, sus conocimientos, su paciencia y humildad. Nunca te hacen sentir la presión de la situación.
Salgo de mi ensimismamiento, el sol empieza a calentar mi espalda. Agarro la cámara y saco algunas fotos y videos. Empiezan las charlas, las risas. De a poquito, mientras nos alejamos de el Chalten, van quedando los miedos. Algunos al costado de un árbol, otros, en el arroyo, alguno se va volando y aliviana la mochila. Pienso en mamá, me gustaría darle un abrazo fuerte y que sepa que todo va a estar bien, se lo mando a la distancia y me sumerjo en el presente, mientras mis pies me llevan hacia las montañas y mi mente se libera del futuro. Miro una vez mas el cerro Solo y sonrió.
Hace 1 mes que hay mal clima en Chalten. Con los chicos tenemos la misión de ir a filmar una aventura, pero todavía no tuvimos la oportunidad. El 7 de febrero me despierto y sigo el ritual: pongo agua en la pava, prendo la hornalla, la dejo calentando, abro la computadora y cargo la actualización meteorológica. Empiezo a ver los diferentes modelos y todos marcan los mismo, una pequeña brecha de buen tiempo, de unas 16 horas, empezando el 8 a la medianoche, hasta el 9 a las 16hs. Podría ser nuestra oportunidad. Le mando un mensaje a los chicos. Al poco rato estamos todos en casa, empezando a pensar la aventura. La ventana venia fría, por lo decidimos ir a una ruta que se llama Tomahawk, que conecta con otra que se llama Exocet. En total 800 metros de escalada en hielo. El hielo es el terreno en el que menos cómodo me siento, sin dudas esto lo hace un desafío mucho mas grande para mi, pero se que los chicos se manejan bien y confío en su elección.
Unos días antes mientras ayudábamos a hacer el techo de la casa de Tom estaba con nosotros Edgar, un amigo de los chicos que vive hace varios años en el pueblo. Entre charlas nos dijo que le copaba acompañarnos a alguna aventura hasta el campamento, entonces mientras armábamos todo para la escalada le mandamos un mensaje, 15 minutos después estaba en casa, firme para salir al otro día con nosotros.
Piquetas, crampones, cuerdas, tornillos, carpa, comida… Nos organizamos, dividimos tareas… por mi parte; cámaras, baterías, trípode, filtros… Va tomando forma, me emociono ¡después de 1 mes de mal clima nos vamos a la montaña! Repaso mis responsabilidades, no tengo nada que hacer por más de una semana. Mando algunos mensajes, pago algunas cuentas. Armo la mochila; bolsa de dormir, sueños, arnés, expectativas, calentador, miedos, crampones, comida, recuerdos y como siempre: la cámara.
El primer día fue con calma. Nos tomamos unas 10 horas para llegar al campamento de Noruegos, en gran parte porque el día anterior cayo una nevada importante y le agrego dificultad al ya bastante incomodo terreno que supone llegar a este campamento. De todas formas, a las 16hs estamos armando las carpas. Tenemos que palear algo de nieve y el arroyo que suele tener agua esta congelado. Derretimos nieve y empezamos a hidratar y a comer algo. La idea es salir a las 12 de la noche, así que ponemos la alarma a las 11 y nos vamos a dormir temprano.
¿Que pensamientos pasan por la cabeza en estos momentos? Sin duda hay peligros objetivos en la actividad que vamos a hacer, no tiene mucho sentido pensar en eso. En cambio, pienso en los riesgos que podemos gestionar, repaso el equipo que estamos llevando. Salimos a una buena hora para hacer la escalada con temperaturas bajas. No vamos a tener mucho tiempo de buen clima, nos vamos a tener que mover rápido antes que entre la tormenta. Cierro los ojos. Me mentalizo en ese momento, caminando tranquilo en el glaciar de noche. La montaña suelen ser muchos momentos de calma y estática, con algunos picos de acción y adrenalina. Me concentro en los primeros. De a poco mi cuerpo se relaja y logro dormir unas horas.
Suena la alarma.
A pesar de haber dormido menos de 4 horas me despierto lleno de energía. Rápidamente salgo de la carpa y me encuentro con los chicos. Edgar también se levanta y calienta agua mientras preparamos las mochilas. Hidratamos y comemos bien antes de salir. Sin apuro empezamos a caminar hacia el glaciar, vamos livianos, si todo sale bien en menos de 20 horas estamos de vuelta en el campamento. No llevamos calentador ni bolsa de dormir. 2 mochilas entre los 3. Llegamos al glaciar, nos encordamos y continuamos la marcha. La noche se empieza a poner hermosa. Pocas nubes en el cielo, casi nada de viento. Mientras navegamos en el hielo, cada uno va en silencio, preparando la mente para una larga jornada. Menos de 2 horas después estamos empezando a escalar. Va Pedro primero, un largo de terreno mixto. Lo hace parecer fácil, avanza rápido. Grita: ¡Autoasegurado! Me preparo para empezar a escalar. Crampones y piquetas, la mayoría del largo es en roca. Me muevo despacio al principio ganando calor. Una travesía divertida y al final una sección de roca, buenos empotres de mano, pisando regletas con los crampones. Llego a la reunion y al rato llega Tom. Estamos emocionados. Pedro sigue en la punta los próximos 3 largos. Un mixto fácil. Después uno de hielo, muy bueno! El ultimo ya es medio raro, el hielo no esta tan bueno y lo tiene que esquivar y hacer una sección de artificial. Venimos muy bien de tiempo. Tom agarra la punta, mientras que el sol empieza a iluminar las paredes y se resalta el dorado del granito. Por mala fortuna (o tal vez por buena, como después llegaremos a pensar) ese largo nos pone un parate. Lo que venia siendo hielo se convirtió en nieve y después de mas de una hora de probar y probar Tom decide bajar. Nos muestra foto de como esta el diedro y nos vamos para  abajo. No había forma de pasar. Rapelamos bastante rápido lo que habíamos escalado y antes de las 11am estamos de nuevo en el glaciar. El día espectacular. No hay viento, solazo. Volvemos caminando despacio y paramos en un plano grande a mirar las caras este de las torres. Comemos el salamin y queso mientras empezamos a hablar de las diferentes rutas que hay. En una de esas los chicos empiezan a hablar de un diedro rojo hermoso, no hay rutas por ahi. Lindo proyecto para el año que viene! Eso dicen…
Volvemos a Noruegos, nos espera Edgar, comemos algo y nos tiramos a descansar. A las 2pm entra la tormenta que esperábamos… Que suerte que ya estamos abajo.
El proximo día y medio es difícil de poner en palabras. Mucho tiempo en la carpa, muchos pensamientos, muchas sensaciones. Anécdotas que me guardo, risas y charlas. Lo que si puedo describir es la sensación de tranquilidad, de estática. De no solo transitar un lugar, sino de habitarlo. Aunque sea brevemente, un lugar que siempre fue de paso para mi, en estos días se empezaba a convertir en hogar. Con el tiempo detenido adentro de la carpa, solo nosotros 4, el Fitz, el Torre. Todo tan quieto, entre siesta y siesta, mirar por la puerta y ver lo mismo, solo una nube más, una menos.
Lo importante para esta historia paso el día 3 a la noche. Nos llegan novedades que el día 6 y 7 (13 y 14 de febrero) van a estar buenos… Empezamos a debatir, ¿bajamos? ¿Nos quedamos? ¿A donde vamos?
No tenemos comida para tantos días, tiene que ser algo en cara este porque el 13 va a haber algo de viento. Finalmente llegamos a un plan. Pedro quiere bajar. Nosotros no tenemos problema en quedarnos. Perfecto. El baja liviano, pasa una noche en Chalten, sube comida y equipo que nos falta. ¿El plan? Cara este de la Standhardt… El proyecto que vieron los chicos!
La mañana siguiente amanece sin viento y con sol. Pedro se va antes de que levante el sol. Con Tom decidimos ir al Torrisimo, una torre muy estética entre la Aguja medialuna y el Torre.
Edgar nos acompaña en el aproximación. Caminamos por el glaciar hasta un plano con vistas inigualables. Edgar se queda acá, listo para el espectáculo. Con Tom nos vamos hacia el Torrisimo. No sabemos bien por donde se supone que se sube. Así que le apuntamos por la linea que nos parece mas evidente. Subimos una canaleta fácil de nieve hasta la pared. Tom se cambia las botas a pedulas y le va. Esta un rato para hacer el largo, tira algunas piedras, algo de hielo. Hace un par de péndulos. Arma una reunion. Voy! Claramente por acá no iba la ruta.
El segundo largo me toca a mi. Empieza con una fisura de puño, que se agranda. Avanzo unos diez metros sin muchas protecciones, logro poner unos seguros pequeños en una fisura del costado. Sigo avanzando. La peleo un rato en el offwidth, hasta que finalmente logro pasarlo… Un pasito mas para montarme en una repisa. Fuummmmm, se va el pie, ¡vuelo! Los fierros aguantan, la caída es limpia. Voy de nuevo para arriba. Paso el pasito bien. Una travesía fácil a la derecha y sigo por otra fisura. En un momento se cierra. Hago un pendulo chiquito y me paso a otra fisura que parece que va mejor. Pongo un buen seguro y encaro una sección con tomas chicas y fisura mala. Hago un par de pasos que me hacen apretar, subo los pies, fajo una regleta y logro pararme y agarrar un buen invertido. No hay mucho para proteger. Pongo dos fierros muy chiquitos, pero dudo que me agarren una caída. Visualizo los próximos pasos. Unos pasos de bloque donde lo tengo que dar todo me dejan de nuevo en una buena fisura. Se escuchan gritos de aliento desde abajo del glaciar, es Edgar, en su platea VIP viendo como escalamos. Pongo un buen fierro y respiro, con la ultima buena protección 6 metros abajo. Hago lo que queda del largo y lo traigo a Tom. Nos ponemos las botas y seguimos hasta la torre cumbrera por terreno fácil.
El ultimo largo es bastante desplomado y con mucho patio. Tom lo resuelve en artificial y después voy yo, también teniendo que artifear gran parte del largo. Rapelando se nos traba una cuerda y después tenemos que abrir un par de rapeles porque subimos por cualquier lado. Vamos a buscar a Edgar, que mientras tanto, se armo una casa con la nieve y bajamos al campamento. Cuando llegamos a Noruegos nos encontramos con muchos amigos, empezaron a subir al monte, se viene la brecha!
El día siguiente amanece con viento y muchos de los planes que tenia las otras cordadas se ven frustrados. Por suerte es nuestro día de descanso, así que nos quedamos en las carpas, viendo las paredes y a los puntitos subir y bajar. Tomando mates con los visitantes, durmiendo siestas en el reparo de nuestras carpas. El día pasa, el sol hace de agujas del reloj, las agujas de granito hacen de los números, estamos sumergidos en unos de los valles mas increíbles del mundo, testigo de tantas aventuras, de tragedias, de miles de momentos significantes en la vida de muchos, un lugar con una energía indescriptible, magnética, inspiradora, una energía suficiente para marcar el rumbo de una vida, hasta su muerte.
Llega Pedro, con alegría y provisiones, impulsado por una atracción sobrenatural (o tal vez, supernatural) a la aventura.
Nuevamente suena el despertador de noche y los movimientos son lentos. Nuevamente comienza la marcha nocturna, silenciosa. Despiertan los sentidos, con tiempo, sin apuro, a medida que el terreno lo demanda. Me encuentro en libertad, atado con amigos, avanzando por un rio de hielo buscando llegar a un mirador, un lugar para mirar, desde más arriba, desde un ángulo diferente, la naturaleza de la que somos parte. Decidimos que esa búsqueda sea estética. ¡La importancia de la estética! El mundo es un lugar impresionante, una flor, es bella, para que algún insecto se le acerque, pero también es bella para el resto. Es bella para el raton, es bella para el humano, es bella para la roca. Es bella y comparte su belleza. Las montañas, que trascendieron el concepto de vida y muerte, son bellas, sin motivos. Traza lineas elegantes, figuras imposibles, contrastes y colores armónicos. Me pregunto: ¿si la naturaleza, más allá de la vida, es bella, como no vamos a seguir esa belleza? ¿Como no querer subir por ese lugar, que capta nuestros corazones, como no querer seguir la linea más elegante que surge del caos de la existencia? 
Cerca del amanecer estamos preparados para empezar a escalar en la roca. Una hermosa pared de 500 metros se levanta sobre nosotros. Pedro empieza punteando, algunos largos fáciles, que todos escalamos, disfrutando el granito perfecto. Subir el petate se convierte en el mayor desafío. Después de un Neve Tom pasa a los próximos largos. 2 largos difíciles, uno que sale en libre, levemente desplomado, con varias fisuras. Otro… que demanda mucho tiempo y artificial. Un largo más fácil, pero en travesía y terreno muy podrido. El petate vuelve a molestar. Pedro se lo carga en la espalda y hace la travesía como puede.
Llegamos a la base de mi bloque de largos. Miro para arriba y veo como la pared se me cae encima. 180 metros de desplome, de granito perfecto. Pedro se ofrece a irles y acepto. Menos mal! Los largos que siguen son bien físicos y duros. El primero pasa por unas serie de cuevas imposibles. Podrían ser nidos de algún ave gigante, que custodia las montañas. Pedro arma la reunion en uno de estos largos y con Tom subimos jumareando. Acá paramos un rato, a ver en el lugar que estamos, hacemos una picadita y descansamos. Los próximos 2 largos son los mejores largos que alguna vez vi. Una fisura perfecta corta un diedro dorado, levemente desplomado. Un largo más fácil al final y salimos a un neve. Conectamos con el ultimo largo de una ruta existente. 
Este breve relato fueron, unas 16 horas. Con los dos niños endemoniados, subiendo a toda velocidad por diedros perfectos y fisuras paradisiacas. Yo siguiendo, con más motivación que técnica, con ese impulso natural de ascender. Filmando todo lo que puedo, intentando capturar fragmentos de una aventura y de una hermanad.
Seguimos algunas horas mas por terreno nevado, ya de noche. Concentrados, solo tenemos 4 piquetas, así que los dos que venimos atrás solo tenemos 1 cada uno, atados pero sin seguros. Llegamos a una repisa a 6 largos de la cumbre. Donde podemos comer y dormir un rato. Cuando suena el despertador solo pasaron 2 horas, sin hablar mucho nos preparamos. Estamos en ese momento arriesgado, donde todos queremos subir, pero nadie quiere seguir. No decimos nada. Todavía de noche y muy cansados encaramos los últimos largos de hielo por Exocet. Cerca de las 11 de la mañana estoy abriendo el ultimo largo, en el hongo de la Standhardt. Llego arriba y miro a mi alrededor. Le doy seguro a los chicos y nos abrazamos. 
Mi cuerpo se llena de… algo… mis ojos no entienden tanta belleza, tan perfecta, tan caótica, tan salvaje. En ese momento estoy ocupando un recuerdo para siempre, estoy viviendo un momento que soy consciente que voy a recordar muchas veces y para siempre. Estoy viviendo la única cumbre que alguna vez existe, la del presente. Me sorprende la conciencia que tengo en ese momento y mientras veo como los chicos se ríen entre ellos, me detengo a tomar una fotografía mental, corporal. En un lugar imposible, que suele ser hostil, la naturaleza nos regala un momento para mirar, para sentir y para compartir. No se los digo, pero pienso en cuanto los quiero y lo feliz de poder verlos en su elemento.
Comenzamos a bajar, una baja larga y con momentos de tension. Cansados, deshidratados. Bajamos ayudados por la gravedad, pero por alguna razón se hace mas difícil que subir. Cuando llegamos a Noruegos 8 horas después, nos recibe Edgar ¡que lujo! Nos da agua y prepara la comida. Comemos, contamos historias, dormimos, despertamos, reímos, desarmamos nuestro hogar y acomodamos todo en nuestro pequeño caparazón. La marcha, sin apuro, nos devuelve a el Chaltén.
Si queremos comprender el milagro de la vida, nos vamos a decepcionar. Porque hay cosas que superan nuestro entendimiento o imaginación. En cambio, si buscamos el camino de la belleza, solo vamos a tener lugar para la sorpresa y la conciencia.
Si intentamos entender las consecuencias de el aleteo de una mariposa, vamos a ser absorbidos por el caos. En cambio, si disfrutamos la belleza de la mariposa, vamos a descubrir los horizontes de su aleteo.

Efecto mariposa 6c A1 50º 500m (a la cumbre por Exocet, WI5, 300m) 
8 a 15 de febrero de 2025

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